lunes, 7 de octubre de 2013

Otro fragmento de diario



Pasan siete minutos de la medianoche… Si puedo mantenerme despierta un poco más, el efecto de la resurrección me hará ganar algo más de tiempo… Sé que no habrá sol, mañana, que permaneceré escondida acolchando mi agujero… asumiendo que él se cansó, y que yo no encuentro entre tanta quimera, lo verdadero… Si me coso los párpados y estiro las venas de la noche… si alargo el ayuno… si invoco el blanco y pinto con él las paredes del corazón y lo ignoro… si calmo la sien con un koan inventado… si giro sobre mi misma y ya no soy yo, si disparo y abato a la mujer radical de los enojos, si me hago de juguete, de interior hueco, bien ventilado, con entradas a la luz… si me convierto en otra cosa… si elijo el camino de las medianías y llevo mi dolor y mi felicidad al ámbito de lo moderado… si renuncio a llorar con todo mi llanto y a latir con toda mi dicha… si me reinvento en forma vegetal y abandono mi adicción por la sangre… si definitivamente, me digo: no…


Las doce y veinte…

La puerta absorbe un retorno, un insulto de luz eléctrica, el maullido de la madera…El sonido de la orina cayendo en otra dimensión… El agua de la cisterna… Un portazo más… Una raya amarilla de luz…Cuatro pisadas… Un cajón que se cierra… Se muere la luz… Algo murmuran las sábanas y el olor de la cerveza trasmutada se extiende mucho más allá del cerco…

Ahora sí…

Voy hacia el arco, a repasar con el dedo de matar la curva de mi cráneo… a postrarme ante el dispensador de sueños y negociar duramente con él mi cordura…