sábado, 24 de noviembre de 2012

de un día de marzo... "El Diario de Humo"

Sabes… al gato negro no le gusta el sol de mediodía. Se refugia en las sombras que se resumen junto a la tapia. Prefiere, como yo, el sol de la mañana, el greñudo, el verde, el del cerco de óxido, el que chirría…el que sabe cómo arrancarnos las notas amables, el que nos amansa y nos hace agradecidos. El sol de mediodía brilla por encima del viento. El viento nos vuelve huraños. Con el viento no nos llevamos bien.


La luna mengua.

Te voy acompañando en tu año oscuro, a cierta distancia, como querías. Y aunque me hayas negado hasta tu odio de limón y hayas plantado flores de caucho en el lugar donde abatiste mi sombra, he de decirte que la sangre se secó. Nadie se nos refleja en rojo..

Y creo que te voy acompañando aún porque no hallas el modo de liberarte de mí, de liberarnos a todas, y porque sigo viendo frente al portal tu coche aparcado, esperando durante horas a que crezca la ubre de la luna y rocíe tu sueño con su leche agria.

Sigo abusando del oxígeno.

martes, 23 de octubre de 2012

lunes, 22 de octubre de 2012

TODOS MORIMOS SOLOS

Todos morimos solos. Y por lo único que nos estremece la muerte del otro es porque en un futuro –esa palabra tonta que inventamos para no alcanzarla ni por el rabo- un futuro del que no sabemos fecha lugar, ni hora, la huesuda dama nos taladrará el cráneo con su beso convirtiéndonos en protagonistas ausentes de la necrológica. Morimos y tanto da la pompa como el olvido. Morimos y tanto da que se certifique nuestra pausa a los diez minutos como a los quince años de haber sido… No nos estremece la soledad del otro. La soledad del otro no existe, existe nuestro terror al propio vacío. Pretendemos estar todavía en posesión de fibras sensibles apenándonos a voz en grito por soledades caducadas hace años… en vez de clonar ese tejido amenazado de necrosis que es la sensibilidad de la que presumimos, ocupándonos aquí y ahora del otro, del que todavía late.






That there, that's not me

I go where I please

I walk through walls

I float down the Life



I'm not here

This isn't happening

I'm not here, I'm not here



In a little while

I'll be gone

The moment's already passed

Yeah, it's gone



I'm not here

This isn't happening

I'm not here, I'm not here



Strobe lights and blown speakers

Fireworks and hurricanes



I'm not here

This isn't happening

I'm not here, I'm not here....

viernes, 12 de octubre de 2012

ahora que nadie nos espía...










Ahora que nadie nos espía, Rey…

Que mengua la luna atroz engullendo la arena lenta de las horas,

Que estamos solos y a solas, los dos, solos y a solas…

Con la renuncia colgando del único dedo ileso que nos queda:

El de acatarnos con furia sin habernos vencido…

Dediquémonos al antiguo vicio de amasarnos, de templarnos la sangre,

De cambiarnos amorosamente las sobadas formas,

De definir y de borrar el trazo en la ternura,

Resbalando mansos por el contorno ambiguo de la carne que cuando no estamos… no es… no pesa.

Enlacemos nuestras lenguas atravesando la mentira del espejo que azulea.

Hagámoslo apasionadamente, ahora, estallando capilares y corolas… ahora

Que el Portal está cerrado

Y las sombras que dejaban su huella sonora en el cristal

Se han salvado

Porque el ave silente de repente dio un gritó… ¡Eh!

…Nunca antes me había dirigido a ti de esta manera

Asomándome a tu silencio desde el balcón de mi diafragma como a un abismo

Con la cremallera del vientre reforzada y abierta

Ante el obelisco del NO expuesta, y a su intemperie, a su rigor… casi con valentía a pesar de esta nieve de huesos que me tiembla.

Nunca me había posado tan leve en la aureola del beso venidero

Que me reclamarás a buen seguro antes de que el invierno llegue

Si tu voluntad es, soberano de mis ígneos despertares,

Conservarme bajo esta carpa de luz para servirte de abrazo o de alimento.

Carmen Jurado Torresquesana

domingo, 30 de septiembre de 2012

Un par de páginas del Diario de Humo










De un día cualquiera de febrero:

Hay una siniestra orden de ejecución en el ¡cállate!... Bajo el sombrío mirar de la luna nueva el músculo de la lengua cae abatido… después, horas más tarde, el rojo mensual se asoma, culpable, más próximo al negro que a la granada… El nido inhóspito hecho a base de viruta de lápiz se torna cárcel… y una riestra de noes cuelga del labio inferior del hada antigua de la risa, que ahora, temblorosa como espejismo permanece: un detritus más de la memoria reciente.

Disculpadme si no saco la mano de saludar, áspera. No consigo levantar su peso con mi escasa voluntad… El peso de mis restos.

Me retiene además la tierra, celosa, convencida de que ella sí sabe cómo amar lo que no supo querer nadie.

Esperaron a la luna nueva para hacerme callar y al agitarme sólo se oyó un ruido de cristales. Luego… hasta el aire guardó silencio



De un día cualquiera de marzo:

Y me distraigo con la idea de que sigue sin llover. La nevera se descongela, y en esta casa duermen como vampiros soñando con encontrarse la vida ordenada cuando despierten. Así será. Así es como debe ser. Y yo, responsable del éxito de los amaneceres, robándole su oro al sol con una cánula, clonando con exactitud el efecto sanador de las mañanas en mi ánimo, atesorándolas sobre la piel, cargándome a la espalda el dulce soplo de la vida, que a ciertas horas resulta siempre placentero a pesar de los abejorros zumbadores. Sí…Que no se diga que soy una triste las veinticuatro horas del día. Que no se diga que no abandono nunca las lindes del jardín añil. Que no dejo de provocar nevadas de ceniza. Que no se diga que soy el vacío que quedó tras recortar con una hoz mi silueta. Sonrío por las mañanas. Lo hago puntualmente, entre las nueve y las doce. Las mañanas son testigos de mis oraciones… y de la supervivencia de mis partes leves, las que no han conocido el cieno, las que jamás estarán a merced del dolor, y jamás crecerán, y jamás cambiarán de forma ni temerán a la muerte…

Y de esa levedad, Ellos, los que prueban la resistencia de mi carpa obedeciendo órdenes, nada saben… Saben de mis mañanas, sí, pero se callan, y de mis genuflexiones ante el sol y me aborrecen por ello, y saben de los horarios de mi hambre… por coincidir tantas veces con la suya.

A Ellos, no les permito la entrada en esta estancia luminosa. Arderían. Perderían la uve fatal de la frente, el diabólico clavo que les une los labios, el corazón temeroso, la cerradura del ojo… en suma perderían sus poderes para sostener mi reino flotante donde nada se muestra como es en su superficie, replegándose sus nutrientes en un núcleo blindado. Bien… a ese núcleo sé cómo acceder, y al jugo de su flor y a la voluminosa sombra de su nombre.

Por eso existen Ellos, portadores del único néctar que no vomito. Existen porque existo.

Ellos han visto incendiarse el hueco de mis manos… han visto la retorcida vegetación de mi ira abrirse camino entre mis costillas y desgarrarme. Han visto. Y uno tras otro después de perjurar amor, me abandonan, porque mi espuma les sale por la boca sin ser suya y mi voz ya no resuena en el tono que desean. No me reconocen cuando inevitablemente mudo la piel… No saben ser fieles. Luego vuelven en secreto, en zapatillas, a espiarme cuando los eslabones de sus cadenas duermen, tecleando mi nombre con guantes de látex para no dejar huellas… Vuelven como fantasmas. Así debe ser.

Porque para la soledad nacemos los impresionados.

Y para la soledad cebamos nuestro Ego hasta el día del Despiece…





Del Diario de Humo. Carmen Jurado Torresquesana

jueves, 20 de septiembre de 2012

PARA TI NO HAY CEREZAS









Pretender sostenerme en la alegría como un funámbulo ha sido una temeridad amén de una obscenidad, una provocación, una osadía... Un fallido acto de fe. No leáis entre líneas: me siento culpable. No. No sé sentirme así. Describo un hecho con la torpeza de quien no abraza ciencia alguna y no sabe culparse de nada. Sí, hasta ahí llego y no niego que soy un poco sinvergüenza creyéndome el ombligo del mundo... como si no lloviese ahí afuera, como si fuese la mía la única caída…Y no puedo caer en silencio. Ya lo sabéis.

Caigo. Es así. No me he dejado caer ni he sido empujada. Caigo… El núcleo de la tierra está imantado. Y mirad que mientras sonreía desde allá arriba era infinitamente más comestible y respirable… menos incómoda cuando acampaba ahí en el mundo, entre los que me hacían un hueco en sus tardes mullendo el espacio con nubes para mis aristas. Sí, la cualidad bipolar de la que gozo...me golpea con el péndulo. Nada sucede. Puede que el otoño. El óbito de la luz estival… La espera… Los alaridos de la canalla en el patio del colegio a la hora del recreo, agónico lapsus que vierte gelatina en mi reloj de arena. Nada, en suma. Lo de siempre. La visión del mundo hoy me amarga el paladar y lo cuento, como si veros pacer apaciblemente en el hueco de la mano de la rutina me molestase.

Caigo porque el cable de mi alegría es frágil y se ha roto.

Sin estrépito esta vez, como una hoja más, de esas que amarillean en la parte muerta del árbol. Sin estrépito pero sin evitar este ruido de palabras, cíclicamente negra, atavío oscuro, retornando al humus a por más…

La llama que ardía entre mis cejas no ha sobrevivido a los rigores del viento. No importa: era un simple reclamo. Soy, para mi pesar, un fuego rodeado de osamenta y carne y en mi naturaleza está devastar además de derretir los hielos… Fuego resguardado que ha aprendido a auto confinarse en su cámara y hacerse el dormido mientras el alma padece las contracciones necesarias para seguir infectando con su soplo los mundos sensibles.

Saco del bolsillo, ahora, el corazón y lo dejo sobre la mesa del vidente, con mi documentación, mi arma reglamentaria y mi renuncia. Ah… ese olor tan familiar en las palmas de las manos, a fracaso. Y salgo, no con todo el cuerpo, a la calle, a husmear las últimas nubes de septiembre que apestan otra vez al silencio incómodo de los cobardes… Al diablo con el miedo y con el tiempo recaudador de hoces. Al diablo con la ternura que se derrama peligrosamente sobre la nieve. Niños: Es hora de vestirse de nuevo la armadura…

La tierra se enfría según lo escrito. Una lluvia agria se mezcla con la mía y yo me sumerjo en mi salado elemento a aliviarme las escamas con limos. Lo hago del único modo que mis alambradas permiten. Adicta a la palabra, la vomito y la ingiero, y tomo apuntes del paisaje mojado, con horizonte de plata, insípida línea que no dibuja nada ante mis ojos, por lo que deberé volcar la mirada nuevamente hacia adentro.

Era predecible. Mi caída era una marca roja en el calendario. La corte de magos lo anunciaba por megafonía con la discreción de siempre, al levantarse el día. Has llegado tarde –dijo mamá hace tiempo- para ti no hay cerezas… Cierto. Y a partir de aquellas, todas se agusanaron.

Nosotros –dejadme que estoy helada, arroparme en este falso plural de modestia- nosotros, los majaderos, los del parco equilibrio, los pintamonas, afiliados vitalicios de la eterna caída, salvados con el consentimiento de la ola en el último momento para volver a caer, rodando, dando forma de esfera a nuestros lamentables estados, nuestras desorbitadas visiones que hacemos ciertas a base de oscuras magias, nuestros desesperados rezos… encarnando lunas, magras o sebosas, a lo largo de nuestra columna vertebral por los siglos de los siglos…

Nosotros, que no somos de fiar, que nos desplazamos flotando como espectros, que atravesamos paredes y bebemos agua en copas rotas… llegamos al otoño un tanto perplejos… medidores de sombras como somos, no somos indiferentes al alejamiento del sol…

-Pero es que no hay un nosotros –susurra el apuntador obturando la vena-. O es que lo olvidaste ¿Cómo tienes las manos? ¿Qué fue de su calor? ¿Qué le hizo a tu cuerpo aquel abrazo que dolía?

No hay manada. Demasiado silencio a este lado… así que… yo, la majadera, la del parco equilibrio, la pintamonas, afiliada vitalicia de la eterna caída… salvada con el consentimiento de la ola en el último momento para volver a caer, rodando, dando forma de esfera a mis lamentables estados, mis desorbitadas visiones que hago ciertas a base de oscuras magias, mis desesperados rezos…… encarnando lunas, magras o sebosas, a lo largo de mi columna vertebral por los siglos de los siglos…

Yo, que no soy de fiar, que me desplazo flotando como espectro, que atravieso paredes y bebo agua en copas rotas… llego al otoño un tanto perpleja…Vuelvo a medir la intensidad de la sombra…Vuelvo a llorar con mil ojos mi alejamiento del sol.



sábado, 8 de septiembre de 2012

otro fragmento del Diario de Humo

Unos dijeron: cuando lo cuentas te aligeras. Otros apostaron a favor del silencio: calla y olvida. Todos erraron. La naturaleza se ofreció en infusión para aliviarme. En vano. El alivio llegará con un soplo de aire tras la puesta de sol, cualquier tarde de agosto –profetizó el deseo- pero la vergüenza se apresura a disparar metralla literaria para ocultar el rostro y condenar su osadía.


Y avanza la noche con atavío negro dejando su baba de caracol como una costura reluciente en el reloj de arena. Casi siempre escribo para deslizarme por su lomo sin prisa, pues es la urgencia de luz –de todos los insomnes es sabido- lo que hace que el amanecer demore su llegada.

No sé si a los en apariencia silenciosos, se nos transparenta la encarnizada lucha que mantenemos con las horas, mientras simulamos en todas las reuniones, ser meros espectadores de la escena… Luego en la soledad volvemos hacia nosotros mismos una despiadada lengua que no conoce descanso o levantamos mundos residuales de ingravidez donde sobrevivir flotando. De ahí este flujo que no cesa, de ahí este combatir la angustia creando cosas… De ahí el parloteo febril que nace en los dedos y apilar renglones preguntando a base de rodeos si es siempre la causa del llanto la misma causa. Agosto… el panteón donde la muerte dispuso uno tras otro desatados los abrazos que nunca más di.

Quien pudiera hallar descanso prendiendo fuego al cuerpo de estas palabras, dejándolas dormir sobre la tierra en forma de ceniza…

El oleaje se amansa… el sueño se cuelga del párpado como un garfio. Se cierra.

Son las 4:56 de la mañana… El horizonte ya ve los colores solares de una nueva resurrección alzarse. Caigo de bruces, vencida, sobre este expendedor de niebla que es el suelo…






viernes, 3 de agosto de 2012

fragmento del Diario de Humo

Capaz de caminar con una sandalia negra en el pie izquierdo y otra beige en el derecho y decir yo salgo en camisón a la calle, y haberme oscurecido por error el pelo y lucir dos tonos diferentes de moreno… capaz todavía de confiar en el capricho de una moneda lanzada al aire. Capaz de arremeter contra el resto del tiempo, retiré las redes… El pasado se dejaba al fin tragar por la tierra.
De El Diario de Humo

domingo, 6 de mayo de 2012

...el día






Y llega un día –casi con toda seguridad un día de mayo- en el que el manso blanco de la hoja se encabrita plantándole cara al ojo ejecutor que ya no se resiste al fatal encabalgamiento de las palabras que no verán la abrupta luz del parto… agónicas oraciones que se vuelven hacia adentro, heridas de sí mismas, imposibles al fin, tal como había sido sentenciado………………..

Hay un detenerse, entonces. Un clavarse de rodillas sobre la página muda, níveo sudario, mortaja del devenir que se anunciaba en espirales desde la primera señal que adivinamos… Y la caída del telón definitiva o temporal… quién sabe… se produce al igual que ciertos milagros, en una estancia vacía lóbregamente iluminada, sin testigos……………………………………………………….

Ese día los dedos se abren como capullos recibiendo el beso lascivo del silencio y el tejido que nos unía a la emoción de otros se rasga. Ese día posponemos la eternidad dando la razón a los que apostaban todo en nuestra contra y miraban a otro lado cuando nos sorprendían haciendo el ridículo, siendo tan estúpidos como al principio, tan merecedores del bloque de hielo y del aspa… que de buena gana habríamos sido abatidos por su ira de no habernos hallado tan cerca del suelo… Y por supuesto, abusando de la primera persona del plural para combatir el frío, seguimos explicándonos, por puro vicio…………………………………………………………………………………….

Llega un día en que ya nadie repara en lo mucho que nos ha crecido el pelo desde que la precariedad comenzó a trepar por los muros, que no faltamos a la promesa de no cortarlo como a otras tantas promesas que hicimos… …………………………………………………………………………

Conscientes de que no llegamos a alcanzar la valla, de que no fuimos capaces de ocupar una digna parcela bajo el sol, ya que en su momento no osamos pedir crédito para instalarnos permanentemente en la tierra y ahora dormimos junto a una centrifugadora de nieve, en el suelo… Conscientes de que podríamos haber alcanzado la orilla brillante al módico precio de… un alma… apenas unos gramos… Conscientes de no haber estado a la altura de las expectativas de quienes quisieron querernos… Bajo la ardiente llama y su imperioso… basta… que corona nuestro cráneo, nos dejamos confinar en una de esas secuencias en blanco y negro, en las que nada pasa… elegantemente incomunicados……………………………..

Safe Creative #1205061596618









viernes, 4 de mayo de 2012

cosas de las que no sabemos cómo hablar

... cosas de las que no sabemos cómo hablar...

viernes, 20 de abril de 2012

Fragmento sin numerar de Otra Nada

…………..Venerables insomnes, testigos de las arritmias de la noche, que tomáis con vuestras manos su pulso aterrador, sin llegar a quebraros del todo, siempre en la reserva el hálito para entregarlo en otra ocasión, por la fuerza, cuando el dedo, señalándoos, lo requiera… Venerables desvelados, que mordéis la vigilia estirándola más allá de lo saludable y os hacéis cargo de la falta de luz, del latido eléctrico de los objetos que os sobreviven sin duelo, del negro impenetrable, de las canciones de cuna que amortajan el destello irreal de las estrellas… ¡evacuad la luna!, ¡desalojad los nidos que la muerte construyó en las ramas altas del árbol de Judas…! ¡Aflojad las mandíbulas de la tierra!, ¡abatid los ríos que ponéis en pie contra natura para ver volar los peces…! ¡No pintéis de rojo las grietas del muro como si la sangre vertida respirase…! ¡No remováis las fétidas aguas del caldero…! ¡Que no rechinen vuestros dientes! Estamos llorando lava. Ha nevado ciclamen sobre la sombra nuestra… escarcha de abril, dientes de leche… y algunas otras cosas de las que no sabemos cómo hablar…………. Safe Creative #1204201507958

sábado, 14 de abril de 2012

abril

Siempre señalamos Abril como el lugar elegido… ………………….En Abril los suicidas se ataban lazos negros en las cuerdas vocales ………………….Algunos jugaban a la ruleta rusa con líricas balas de humo ………………….Otros caían como pergamino de las azoteas esquivando estrellas fugaces …………………Sonreían con tanta intensidad que se desprendían del cráneo y sus hervores, de nuevo niños… …………………No hubo Abril en que no corriésemos como locos por los pasillos de las plantas altas de los hospitales después de acribillar con nuestro llanto a las recepcionistas… ………………….No hubo Abril en que no advirtiéramos un incremento del peso de los días ………………….No hubo Abril en que no nos hiciésemos de repente viejos ………………….Abril olía, mientras tuvo olor, a melaza, al trato higiénico con los ángeles, a tostadas untadas con sebo, olía a “si alcanzas el favor de la muerte y no te alcanzo, convertida en resta… date por muerto en mí, mi amigo, mi amigo, mi amado amigo”. …..……..Abril era el joven luminoso que se aparecía en la puerta, al final de la fiesta, cuando retiraban el cadáver de la noche, cubierto con aquel tejido rasposo que siempre rechazamos tocar porque no era del todo blanco ni era del todo negro… qué supersticiosos éramos cuando no sabíamos estar a la altura de nuestra propia mística… ……………………………..Y qué poco nos pesaba la sangre que en lugar de circular hacía que gravitaran nuestras venas ………………………………Qué empeñados estuvimos en elevar el hormigón de las cometas hasta las nubes y en dar a los teatros que improvisábamos al abrigo de burbujas el sagrado rigor de las catedrales… …………………………………Todo era signo. ………………………………..Y descifrábamos, sin margen de error, el jeroglífico de lo aleatorio desde donde el Destino –así lo vimos- nos desvelaba su voluntad. ………………………………En el mismo plato batimos sueño con sueño y sueño… y con caminar dormidos, y en él abrevamos como gárgolas caídas la lucidez que precisábamos… para autoexcluirnos del banquete de los otros, todos necios, los que protegieron en un bunker sus almas de caucho……………….. ………………………………Fue en Abril…………………… en abril reventamos el dique de la infancia con el pecho. Safe Creative #1204141476673

sábado, 31 de marzo de 2012

Podría decirte

Casi con toda seguridad podría decirte –apagada la voz de confidente- que no me hallarás aquí, bajo esta forma, cuando regreses. Que si vuelves a poner tu mano en el cristal ya no sentirás mi latido, este obsesivo empujar de la sangre hacia el final… donde espera la inmensidad reparadora del blanco que nos engullirá a todos con nuestras memorables gestas olvidadas y degustará la pueril soberbia que calzamos en nuestros pequeños pies de invasores………………………….. Casi con toda seguridad podría decirte que la mujer del pozo que no alcanzaste a ver, la que hace recuento de lunas en el fondo, se dejará alcanzar por una lengua oceánica que la cubrirá de razón para apretar los labios y mantener en pausa la respiración…………………………. Que me quedan mis branquias. Y mi cola de pez. Y mi terrible soledad perfecta………………………….. Pero no sabes nada del tiempo que permanece mi mano de piedra sobre el papel, fría, inmóvil, cargada de frases inapropiadas destinadas a ti, discursos que en mis suburbios mueren –y tú ajeno a ello- exhalando su póstumo azul silenciosamente ante los ojos de los invisibles que me espían, en estos tétricos pasillos, siempre al acecho de mi temperatura… palabras que mueren por no irrumpir bajo los umbrales sagrados de tu retiro y herir devotamente el orgánico velo de tu ausencia –inesperado dolor para mí, el último que me concedo-………………………….. No sabes tampoco nada del nudo que estrangula mi centro oprimiendo en él al animal tembloroso que te niega, te niega, te niega… porque así debe ser… porque no, tú, no… que no debió permitir tu cercanía… que te vendió sin querer su alma salvaje a cambio de más hambre tras la breve caricia… ¡que él no era dócil!, ¡que él no quería!, ¡no era doméstico ni abrazable…!.............................. La medianoche llegó con tu nombre prendido en una esquina y marzo expiraba. El mar se había dado la vuelta. Y el pelo ya me cubría los ojos…………………………………….. Te estabas yendo…… Entonces me dejé caer en picado hacia el cielo que se volcaba en ese instante, hiriéndome de diminuta muerte con sus furiosas estrellas… Pensé… no sé por qué… que tal vez podría decirte casi con toda seguridad –apagada la voz de confidente- que no me hallarás aquí, no de este modo, descalza y expuesta lícitamente al sol, cuando regreses de este viaje tuyo que te alejará para tu bien, de la mujer que una vez quiso curarse de verdad… que incluso pretendió, cuando no lo había hecho antes, amar los días de lluvia………………………………… Podría decirte también… Safe Creative #1203311401149

sábado, 24 de marzo de 2012

GATOS

Es la Hora. Devuélveme mi voz y mi ala negra. Te lo ordeno. Con cuánta precisión se cierra el círculo. ¿Lo ves? No. ¿Qué vas a ver? Siempre pendiente de los gatos… Te lo dije… el silencio es un campo de minas. Y no me negarás que me esperabas. Nunca saben estar a la altura –sentencié desde tu sangre-. Están repletos de bolsas de agua donde se asfixian ellos mismos y ahogan a la vez a las efigies que de ti levantaron para su deleite, inventadas todas. Recuérdalo siempre en adelante: Ninguna mujer que se muestre desnuda hasta de su desnudez, merece ser amada. Algunos, por seducirte, llegaron a mostrarte la fotografía del corazón que no poseían, enfrentados a los que te ofrecieron asombrosas vistas del órgano del placer, retorcido y ordeñado hasta el absurdo… el espía… delataba el subtítulo. Después, unos y otros, con el hábito raído de la ausencia, dejaron caer sobre tu noche la suya, aterradora también, noche de granito, erguida sobre sus patas traseras en el pecho de ellos, más amueblada sí que la tuya y con techumbre, con los nombres de sus vástagos escritos en las paredes… frente a la tuya dinamitada y sin techo…Y desde tu pozo –la parte de atrás del ojo con que ves lo que mirar no puedes- los ves diluirse debatiéndose entre lo que no son y lo que los aprisiona. Ya han dejado de mirarte. ¿Existimos cuando ya no nos miran? –te preguntabas sin disimular la angustia. Sí –era la respuesta que siempre quisiste oír y nadie la hizo suya-. Existimos. Pero sólo un instante. Ahora que aprendiste bien que las historias no son lineales, que todo crecimiento es falso si no se da en todas las direcciones, en vano insiste el adorable sol en pintar de verde tu despertar. Te levantas y buscas desesperadamente con la vista a los gatos que dan sentido a la mañana… el té con limón ahoga la última llama de la noche. Un nuevo gracias ofrece su corola blanca al aire. Y si el gato negro –tu favorito- no acude como cada día a sostener la sombra de la tapia, lloras… y no hay consuelo… aunque jamás hayas acariciado su lomo con tu mano: él vive en los tejados de las casas bajitas y tú, al otro lado de la calle, en uno de los pisos altos, engrasas la polea que levanta cada mañana al sol porque no sabes hacer otra cosa. Safe Creative #1203241366860

sábado, 17 de marzo de 2012

globo blanco

Me viene a la memoria esto: …………Cuando me acercaba ya al ecuador de mi cuarta década, sucedió algo insólito………….. ………..En aquellos días el mundo se derrumbaba a cámara lenta pero nada nuevo sucedía en el mío. ………No olvidaré que fue un dieciséis de marzo y que el cielo, de tan azul, hería la vista. …………Mientras agredía con mi aerosol a las muy discutidas criaturas del aire, un globo blanco descendió del cielo y vino para asombro mío a posarse con gran precisión sobre mi cabeza. Se mantuvo muy quieto durante unos segundos dándome un aspecto ridículo, bueno… sólo un poco más ridículo. No pude ver a nadie asomado a las ventanas al mirar hacia arriba. El globo voló hasta el suelo y me agaché para atraparlo. Dos veces se me escapó. Dos veces creí oír una risita ahogada. Cuando al fin se dejó coger vi su cara. Alguien le había dibujado un rostro bien feo. Fue en ese instante que empecé a sentir en el pecho el tic tac de un reloj. El temporizador se había puesto en marcha… ………………Y entonces quise ser rubia. Mostrar a todos una larguísima melena rubia… lisa, hidratada, irrompible, reluciente… cegadora… como esas tan seductoras que aparecen en la publicidad bajo un potente foco. Sí… entonces quise una melena interminable, del color de los trigos naturales, para poder trenzarla y arrojarla desde lo alto de la torre en esas interminables noches, en las que no es descabellado presentir la llegada de un amante dispuesto a escalar muros por conseguir un par de madalenas y un vaso de leche fresca… Y permanecer a la espera… e impacientarse porque se ponen duras las madalenas, los ojos se hunden y se agria la leche… sentir por fin un terrible tirón en el cuero cabelludo y ver las trenzas tensarse… saber que él está allá abajo, al final del larguísimo pelo con su amor ascendente de amante… lamentar la altura de la torre… medirla no en metros sino en estaciones, verano en las puntas, invierno en las raíces… y predecir que antes de llegar arriba, el enamorado se precipitará inevitablemente al vacío con su hambre… ……………Entonces quise ser rubia pero el gélido sentido común negó con la cabeza… ya era demasiado mayor para eso. ………………………………………..No han vuelto, desde entonces, a descender más globos blancos del cielo. Safe Creative #1203171319776

domingo, 4 de marzo de 2012

Vendrán dias

Hoy no tengo carne que arrojaros, ni monstruos que desalojar de mi buhardilla… Pero le he robado al día un par de instantáneas que os traigo.
Aseguraron los que espían el humor del tiempo, que por la tarde llovería. Pero el sol, terco, se agarra fuertemente con su guante amarillo a la verja, pese a estar envuelto en esta neblina que lo desluce envejeciéndolo un poco y agriándole el color. Aún así, yo, hechizada por el tacto de sus dedos, le ofrezco mi piel de gallina y con él comparto el primer té de la mañana, que no rechaza. Sentada con las piernas cruzadas, como loto de otra estación, me reconozco enamorada de una bola de fuego que en la distancia se ocupa de que me llegue luz y calor y en cuyo núcleo reina la más absoluta oscuridad, las codiciadas lindes del negro… Contra todo pronóstico calienta hoy mi corteza, sin dedicarse más a mí que al resto de las cosas, dándome el mismo valor que a las tejas o las copas de los árboles, mientras evapora el llanto ya caducado y profetiza el venidero… sin reparar en el té que baja tibio por mi garganta después de haber sumergido él su rayo, inundando así la tumba donde yacen muy muertas mis mariposas, las que conocieron sólo el color de los lápices Alpino… No me manda callar, no me pide que hable, no me mira con la boca torcida, no hurga en mis raíces… Desde aquí veo el mundo convulsionarse más allá del distrito de mi ombligo… veo esta especie dividida reclutando número para embestir una y otra vez contra sí misma sin ver el enemigo adentro… Y sigo pendiente de los gatos… y de las cotorras que manchan de verde chillón el aire… atenta también a los pájaros de la U que ofrecen una ininteligible, y muy particular, versión de cualquier hecho. Vendrán días… La lluvia prometida despeinará los tejados y derrumbará las cínicas comisuras de las bocas. Cada cual hallará en su propia muerte el temido fin del mundo. Pero en este ahora, el único tiempo que habito, un ahora que se tambalea sobre zancos inestables, todo está bien. Y estará bien mientras esa mujer que riega cada domingo los tiestos vacíos, salga al balcón con su botella de vidrio llena de agua… Safe Creative #1203041240704

viernes, 2 de marzo de 2012

A través del cristal

Poco a poco he ido dejando de escribir cartas –algunos mostraréis una sonrisa de alivio- y de impactar sin miramiento en las carcasas que protegen lo blando que resguardáis, la ternura mal gestionada, los pasos en el vacío, el vilo, la vergüenza que os reserváis para cuando a solas sois lo que negáis ser en el baile de máscaras, donde la entrada, a mí, se me impide por no tener rostro sobre el que colocarme el antifaz. El administrador de la palabra ha actuado en mí de oficio y ha dicho… Basta ya… repliega el impulso, enrolla el hilo…. Sí. Los espacios que daban tiempo a la reciprocidad se han agrandado tanto que la corriente se ha detenido… Y mi parte agotada obedece, la parte que pretendió sembrar nomeolvides en un bloque de hielo, esa parte… mi parte absurda, mi parte lerda… la que padece cíclicas amputaciones en la espera, la que sabe ser sumisa tras la derrota después de verse engañada por otro espejismo… no aprende… Os escribía sin apenas importarme el efecto de mis misivas, ajena a vuestro ceño fruncido, al veneno del momento que ingeríais, a vuestras intenciones en la parte de atrás, al brillo emocionado de vuestros ojos, míos en aquel instante álgido, esa pincelada estratégica –blanco de cinc- que os temblaba en la pupila… y me resultaba indiferente si se os encendía el piloto de la negación o si pasabais, desganados, una lente mecánica por el paisaje, tantas veces intransitable, de mis letras. De quien no debía, he llegado a robar impunemente atención excesiva, vano centro del mundo que pese a no ser, me creo, desde mi primer rugido en las puertas del mundo, mancha de nacimiento que comparto con tantos de vosotros y que de sobra veo en mí y sin sonrojarme, señalo… ¿Vergüenza de qué a estas alturas…? Si he llegado a vosotros vestida con mi propia piel, sin tomar nada ajeno para cubrirme, adornarme, o para hacerme querer… Yo no lloro de temor a ser rechazada, a no ser bien recibida… pero bebo como todos de esas aguas sin apartarlas de mí, sin añadirles edulcorantes, potabilizadores o fármacos… quemen lo que quemen… trago… siento el dolor… y cicatrizo… Pero ya no doy el primer paso hacia la niebla… la niebla no oculta nada. He ocupado celdas vendidas a otros… celdas de tiempo –con esos otros- comprometido… Siempre ilegítima… siempre en secreto… siempre guardada en la caja, bajo llave… hasta otra… Esperando con la intimidad hirviendo entre mis fauces, a ser reclamada, como si de ese modo –la única vía- recuperase por un instante mi idea absurda de la vida continuando con el ciclo de abandonos, interminable soledad, inevitable impermanencia, con el hábito levantado hasta el cuello por si la tela ardiese… Reconozco haber ejercido una brutalidad excesiva –algunas veces encubierta- con vuestros aparatos digestivos, obligándolos a extraer de mi plomo un alimento que no existe, y de mi sangre, un antídoto contra la propia vida… Os he mostrado puertas pintadas sobre muros infranqueables, que nunca osaréis traspasar, hijos del vértigo y de la impaciencia del instante, de lo efímero, al fin. Y ahora, hundida en estas aguas, sin el aliento de mi especie, proyecto en esos muros mis impresiones sobre el oleaje, a solas, monólogos viciados cuyo hervor anhela el favor de un soporte que los yerga… como la vieja pizarra donde, de niños, escribimos mil veces: no volveré a arrancar las alas a las moscas… Si alguna vez venís a pasear la vista por vuestras propias miasmas dirigiéndoos a las mías, no esperéis nada de mí, no vendo nada. La vida interior escribe con árida caligrafía… tomaos tiempo… lo que veis no es sino mi dedo deslizándose bajo los renglones. Estoy aprendiendo a leer. Nunca vengáis aquí demasiado cansados, ni demasiado heridos… No traigáis con vosotros la vara de medir ni las tijeras de podar. Aquí no sirven. Seremos muy pocos. Así que acomodaos en la penumbra y entornad los ojos sin perder de vista la salida de emergencia, porque por allí os reclamará en cualquier momento otra realidad… Cada vez me cuesta más hablar pero aún no sé permanecer en silencio… A través del cristal os estrecho la mano… Safe Creative #1203021232668

domingo, 12 de febrero de 2012

DE UN REFLEJO

Sólo queda la última luz, la robada, la que precede a la retirada hacia el vientre convulso del sueño – ¿se congelarán esta vez los muros de la casa? ¿se agrietarán? ¿Arará la vegetación de hielo el pasillo tornándolo intransitable? ¿Sangrarán mis ventosas al tratar de alcanzar el techo para evaluar los daños?- Retraso mi entrada a la nube. Estiro la sombra del guardián despegándola sigilosamente de la pared para engañar al tiempo. Mis ojos, a su vez, mienten a propósito de la invisibilidad de las manecillas del reloj. Tormenta… en la arena de los demás relojes. Me fijo en el reflejo de la luz… la que se paga a mayor precio cuando todos duermen, la que figura en el paisaje urbano como un faro cuando las demás, agotado el crédito, se abrazan al coma, y se nos espía con frialdad a los insomnes desde ópticas inalterables, alejadas, con el fin de rellenar los cuestionarios de los contables de óbitos. La luz que se refleja en el suelo negro… ese suelo con tan poco acierto escogido, para sustituir al viejo, reventado gracias al hervor subterráneo de las obras, ese suelo habitado por seres grotescos que se asoman a la tercera dimensión, que te devuelven la mirada gélida cuando los miras, ese suelo que hace tan pesados los pies cuando el cielo oscurece ahuyentando el alma amarillenta de la bombilla. Mal sentada sobre un taburete rojo, con forma de malformada tijera, doblada por la mitad, los codos clavados sobre las piernas, las mejillas sostenidas en las manos… estudio la luz reflejada… Y he aquí que los nervios de las baldosas se desplazan nadando bajo la luz de una luna artificial, transformados en amantes, llamando la atención de esos peces que siempre, siempre pueblan mis fondos… Y es que no hay celda que pueda encerrarnos a los escapistas y en su momento, la muerte tendrá la forma de un arco… Safe Creative #1202121071702

domingo, 5 de febrero de 2012

EL DÍA DEL PÁJARO

El día del pájaro Son las cinco y veinte de la tarde del domingo, cinco de febrero de 2012… Del cielo blanquecino se desprenden puntas de hielo y en el breve pasillo de esta casa se murmura acerca del peso de los callados, los que respiran para sí en el núcleo helado de su nueve, avaros consumidores de agrio silencio, cerradores de puertas, paridoras de alambrada, higiénicos forenses de sus propias muertes encorvados por la carga de las llaves. Por ellos esperaba mientras me decidía entre dejarme caer sobre el teclado o cortarme uno a uno los dedos, que no dejan de crecerme y se llevan mi acabarme, lejos… mirando de vez en cuando a esos objetos que se iluminan cuando alguien que no está siente el impulso de mover los labios y hacerse cálido. Entonces, se me ha presentado Febrero, bellamente desnudo y me ha mostrado entre sus muslos helados un libro abierto con las páginas en blanco. Escribe –me ha ordenado-. No te hieles. Y mi parte piadosa ha cubierto sus piernas con una manta de cuadros, de esas calentitas de franela…Él se ha dejado besar en la mejilla a pesar del mohín con que recibe los besos. Hoy vengo con una confesión en el pico: He sentido un extraño pudor cuando quise contaros que justo a las dos menos cuarto de hoy –en la cresta de esta ola de frío- he visto un pájaro raro cruzar el cielo… Algo más grande que una paloma era, con las alas y la cola rojas… Yo miraba hacia el mar preguntándome por las prometidas nieves. Ha volado de norte a sur, yendo a refugiarse a los pinos del patio de la escuela durante un momento, para rebobinar enseguida el vuelo y alejarse por donde había venido, hacia el Norte. La calle estaba casi vacía. No vi a nadie asomado en los balcones. Parecía contener la respiración el día. Pensé que alguien más a parte de mí debía de haberlo visto y volví a asomarme al balcón. No muy lejos acerté a ver un hombre mirando por su ventana. No me respondió cuando le hice una seña con el brazo, así que probé a sacar la voz de mi saco. Me contestó moviendo negativamente la cabeza. Dirigió su rostro hacia mí y a través del hueco de sus ojos vi el cielo color gris perla… Nada pudo ver, no tenía ojos. Y me dejaba con mi verdad a solas, sin más testigo. Cuando quise contarlo me dio vergüenza, por aquello de que podía entenderse el hecho como un cuento sin serlo, cuando lo cierto es que otras dimensiones están ganando terreno al sueño de la “realidad” por momentos. Algo está sucediendo con la cordura…. Safe Creative #1202051032941