domingo, 4 de marzo de 2012

Vendrán dias

Hoy no tengo carne que arrojaros, ni monstruos que desalojar de mi buhardilla… Pero le he robado al día un par de instantáneas que os traigo.
Aseguraron los que espían el humor del tiempo, que por la tarde llovería. Pero el sol, terco, se agarra fuertemente con su guante amarillo a la verja, pese a estar envuelto en esta neblina que lo desluce envejeciéndolo un poco y agriándole el color. Aún así, yo, hechizada por el tacto de sus dedos, le ofrezco mi piel de gallina y con él comparto el primer té de la mañana, que no rechaza. Sentada con las piernas cruzadas, como loto de otra estación, me reconozco enamorada de una bola de fuego que en la distancia se ocupa de que me llegue luz y calor y en cuyo núcleo reina la más absoluta oscuridad, las codiciadas lindes del negro… Contra todo pronóstico calienta hoy mi corteza, sin dedicarse más a mí que al resto de las cosas, dándome el mismo valor que a las tejas o las copas de los árboles, mientras evapora el llanto ya caducado y profetiza el venidero… sin reparar en el té que baja tibio por mi garganta después de haber sumergido él su rayo, inundando así la tumba donde yacen muy muertas mis mariposas, las que conocieron sólo el color de los lápices Alpino… No me manda callar, no me pide que hable, no me mira con la boca torcida, no hurga en mis raíces… Desde aquí veo el mundo convulsionarse más allá del distrito de mi ombligo… veo esta especie dividida reclutando número para embestir una y otra vez contra sí misma sin ver el enemigo adentro… Y sigo pendiente de los gatos… y de las cotorras que manchan de verde chillón el aire… atenta también a los pájaros de la U que ofrecen una ininteligible, y muy particular, versión de cualquier hecho. Vendrán días… La lluvia prometida despeinará los tejados y derrumbará las cínicas comisuras de las bocas. Cada cual hallará en su propia muerte el temido fin del mundo. Pero en este ahora, el único tiempo que habito, un ahora que se tambalea sobre zancos inestables, todo está bien. Y estará bien mientras esa mujer que riega cada domingo los tiestos vacíos, salga al balcón con su botella de vidrio llena de agua… Safe Creative #1203041240704

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