martes, 27 de mayo de 2014

tercer fragmento de "Como fantasmas"

Te equivocas, tu aparente indiferencia no tiene esqueleto. Tampoco lo tiene mi voz. Similitudes –presumo.

No te creo.

Te miro y no lo hago en secreto. Me miras, levantando a escondidas las esquinas de las horas. Y así, al borde de sentirte victoriosa, conservas la curva depredadora de tus uñas y esa sonrisa artificial que tanto me crispa. Finges conocer a fondo la ingeniería del engaño. Pero en esto como en otras asignaturas de vida… te llevo ventaja… Las azoteas me pertenecen… todas… Y los caleidoscopios… las cerraduras que sangran… los túmulos con respiradero… los tálamos con grietas que me traen tu aliento… Y aquel monóculo también, sí, el que llevaba el gato…

He corrido con el agua que anegaba la avenida. Despuntaba el día. No duermo nunca. Pensaba cosas de muerto, como que tú nunca antes la atravesaste conmigo, así, esquivando el tráfico histérico de una mañana de diluvio, descalza, sin el peso de tus grilletes, reventándose gloriosas tus ampollas. Y he corrido con el agua llevándote prendida, como el dorsal del que nunca gana, sumándote a mi lluvia, para tomar de ti tu caudal secreto y alcanzar antes de tiempo la noche.

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